
"¡Gracias sean dadas a Dios, señores, que a tan buena parte nos ha conducido!, porque, si yo no me engaño, la tierra que pisamos es la de Vélez Málaga." El Quijote, Miguel de Cervantes
El siglo XIX comenzó con una epidemia de fiebre amarilla, con la que murió más del 60 por ciento de la población en 1804 y debido a la cual, los militares asumieron el gobierno municipal. La invasión napoleónica dividió a la población en dos facciones que se opondrían una contra la otra durante casi todo el resto del siglo. Posteriormente se sucedieron varias epidemias de cólera y períodos de sequía. En la segunda mitad del siglo se produjo un breve resurgimiento económico, pero la plaga de la filoxera arruinó los viñedos. Además, el terremoto de 1884 asoló la zona, que sólo empezaría a recuperarse económicamente con la expansión del cultivo de caña de azúcar A pesar de las calamidades acaecidas en este siglo, la ciudad experimenta un gran crecimiento urbanístico, expandiéndose por las zonas de Cruz Verde, los paseos de Andalucía y Reñidero, El Cerro y la Cruz del Cordero.
En el año 1842, Torre del Mar obtiene su propio ayuntamiento, que ya había sido reclamado anteriormente. Pero su término municipal era demasiado pequeño y el puerto quedó bajo la jurisdicción de Vélez, por lo que seis años después, en 1848, se reincorpora al municipio matriz, según consta en los archivos del cabildo.
A principios del siglo XX llega el ferrocarril a Torre del Mar y posteriormente a Vélez-Málaga, quedando ambos comunicados con la capital provincial mediante los Ferrocarriles suburbanos de Málaga. Con el estallido de la Guerra Civil Española y la instauración del posterior régimen franquista, se produjeron grandes calamidades en el municipio, siendo especialmente notoria la ocurrida durante la evacuación masiva de la población civil de Málaga en dirección a Almería, en la llamada masacre de carretera Málaga-Almería. A partir de los años 1960 el municipio se incorpora al boom turístico, que transforma radicalmente a la localidad de Torre del Mar con la construcción de grandes bloques de apartamentos. El siglo XIX comenzó con una epidemia de fiebre amarilla, con la que murió más del 60 por ciento de la población en 1804 y debido a la cual, los militares asumieron el gobierno municipal. La invasión napoleónica dividió a la población en dos facciones que se opondrían una contra la otra durante casi todo el resto del siglo. Posteriormente se sucedieron varias epidemias de cólera y períodos de sequía. En la segunda mitad del siglo se produjo un breve resurgimiento económico, pero la plaga de la filoxera arruinó los viñedos. Además, el terremoto de 1884 asoló la zona, que sólo empezaría a recuperarse económicamente con la expansión del cultivo de caña de azúcar A pesar de las calamidades acaecidas en este siglo, la ciudad experimenta un gran crecimiento urbanístico, expandiéndose por las zonas de Cruz Verde, los paseos de Andalucía y Reñidero, El Cerro y la Cruz del Cordero.
En el año 1842, Torre del Mar obtiene su propio ayuntamiento, que ya había sido reclamado anteriormente. Pero su término municipal era demasiado pequeño y el puerto quedó bajo la jurisdicción de Vélez, por lo que seis años después, en 1848, se reincorpora al municipio matriz, según consta en los archivos del cabildo.
A principios del siglo XX llega el ferrocarril a Torre del Mar y posteriormente a Vélez-Málaga, quedando ambos comunicados con la capital provincial mediante los Ferrocarriles suburbanos de Málaga. Con el estallido de la Guerra Civil Española y la instauración del posterior régimen franquista, se produjeron grandes calamidades en el municipio, siendo especialmente notoria la ocurrida durante la evacuación masiva de la población civil de Málaga en dirección a Almería, en la llamada masacre de carretera Málaga-Almería. A partir de los años 1960 el municipio se incorpora al boom turístico, que transforma radicalmente a la localidad de Torre del Mar con la construcción de grandes bloques de apartamentos.

Paula Carmona e Ioana Dumitrache